Los reyes del Alto Egipto conquistaron el delta y unificaron
el país. Cada dinastía la formaba una sucesión de reyes emparentados y
finalizaba cuando uno de ellos moría sin herederos o le arrebataban el poder.
Las dos primeras dinastías consolidaron su dominio sobre el país y
prepararon el advenimiento de una larga era de estabilidad denominada Imperio Antiguo.
Por entonces, los egipcios habían alcanzado magníficos logros que les llevaron a convertirse en una de las
civilizaciones más refinadas y duraderas: un sistema de escritura (Jeroglíficos)
que les permitían transmitir conocimientos de generación en generación; una
eficiente administración que les procuró inmensos recursos para la construcción
de grandes obras; y una honda preocupación por el más allá que expresaron
erigiendo monumentos y obras de arte subliminales.
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